Hacienda, ATA, UPTA y Uatae negocian un cambio de régimen fiscal para casi la mitad de los autónomos, que incluiría también el fin del régimen de módulos del IRPF.
Aprobar
un nuevo régimen fiscal que permita a miles de autónomos quedar libres
de pagar del IVA y que evite la presentación de sus autoliquidaciones
trimestrales. Ese el objetivo que las asociaciones de autónomos están
negociando con Hacienda, para que todos los trabajadores por cuenta propia que facturen
menos de 85.000 euros -100.000 euros si están en actividades intracomunitarias- sólo
tengan que presentar una declaración anual de sus ventas para
demostrar que cumplen los límites ya no estar sujetos a este impuesto
indirecto. Así lo adelantó la directora de Gestión Tributaria, Rosa Prieto, en
el IV Foro de Emprendedores y Autónomos que organiza la Federación de Autónomos
ATA, en el que adelantó que España tiene que llevar a cabo una
transposición de una directiva europea en este sentido, al ser
el único país de la UE que no cuenta con el régimen franquiciado de IVA.
"Estamos estudiando las posibilidad de implantar este sistema con
características propias, que se deberán definir todavía, pero ya hay unanimidad
en llegar a este régimen de franquicia", defendió.
Ambas partes pretenden acabar con buena parte de la burocracia
y los trámites intermedios que se realizan en la actualidad, ya que
liquidar el tributo trimestralmente para rendir cuentas con Hacienda supone una
gran carga administrativa para los negocios más pequeños, que la Agencia
Tributaria y las organizaciones representativas del colectivo buscan
simplificar, según apunta la publicación digital Autónomos y Emprendedores
(AE), y evitar que autónomos y pymes tengan la obligación de declarar el IVA.
Esto llevaría a que, a partir del momento de su entrada en vigor -que no se
prevé antes de 2025-, ya no sería obligatorio incluir el impuesto en las
facturas.
Pese a que esta nueva directiva se debería aplicar sobre rendimientos
netos y no sobre la facturación, los autónomos que se podrían beneficiar de
esta medida alcanzarían casi 1,5 millones, es decir, dos de cada tres al
encontrarse dentro de los límites marcados, por debajo de 85.000 euros. Aunque
las ventajas van más allá. Los trabajadores por cuenta propia solo
estarían obligados a presentar su declaración tributaria una sola vez al año,
para que la Agencia Tributaria constate su situación, por lo que desaparecerían
las liquidaciones trimestrales y se limitarían los trámites. Además, las
asociaciones de autónomos quieren que no se soporte ni se repercuta el IVA, lo
que evitaría el engorro de tener que guardar y justificar cada una de
las facturas emitidas respecto a este impuesto, al no haber ya gastos
deducibles en este tributo.
La diferencia entre el sistema actual y el nuevo sería abismal. Hasta
ahora, el denominado régimen de criterio de caja en IVA impide que el que
recibe la factura no se la puede deducir hasta que no le pagan y, sin embargo,
él tiene que hacer frente a ese pago aunque no lo haya cobrado, con el
consiguiente perjuicio económico. Con la nueva legislación, el franquiciado
contará con un NIF de IVA, que permitirá al cliente identificar la admisión de
la factura y quedar eximido de su pago.
Esta reforma fiscal también afectará a los autónomos del sistema de módulos en IRPF, con los que se pretende hacer una transición que se ha hecho ya en las regiones forales, en las que se ha establecido un sistema de estimación directa especial para actividades como la agricultura o el transporte, en las que se admitan deducciones fijas de hasta el 40% de sus ingresos. Según fuentes de ATA, la "objetivación de los gastos deducibles sería la clave para esta transición de sistema", que permita unos porcentajes y cuantías deducibles para cada gasto y que evite justificarlos. Ambas partes están cerca, pero fuentes del sector estiman que no se podrá aplicar de forma efectiva al menos hasta 2025.