"Dependiendo de la ambición que tenga el emprendedor, el tiempo que tardará en conseguir el capital deseado puede variar considerablemente", advierte desde Ad&Law, firma especializada en el asesoramiento a startups.
El primer capital con el que va a contar cualquier emprendedor es el que procede de su círculo más cercano: family, friends and fools (FFF). Sin embargo, conseguir este capital es el más difícil, ya que "quienes apuestan por la idea lo hacen sin tener ninguna referencia del éxito o el fracaso que puedan tener", explican los expertos.
De hecho, para un proyecto medio que requiere cierta inversión, conseguir esos primeros 100.000 euros será más complicado que las rondas siguientes, siempre que el negocio funcione. Además, el emprendedor deberá invertir todo lo que pueda en su propio proyecto, ya que nadie confiará en su empresa si él no lo hace primero.
Captar inversores
El siguiente paso, tras el capital FFF, es captar inversores. Un proceso que suele durar entre 3 y 6 meses, siempre que el negocio tenga éxito o buenas perspectivas. En estos casos, además, antes de invertir se suele realizar un duediligence, es decir, un análisis del estado fiscal, laboral y legal de la empresa para minimizar riesgos.
También existen muchas ayudas públicas a las que pueden acceder los emprendedores pero, tienen que ser conscientes, de que éstas tardan entre 2 y 9 meses en hacerse efectivas. Entre las más populares se encuentran ENISA, cuyos fondos tardan entre 2 y 4 meses, CDTI que tardan entre 4 y 6 meses o las diferentes convocatorias de algunos Ministerios como EMPLEA o AEESD, que tardan entre 6 y 9 meses. Por último, la ayuda europea más famosa entre las startups, SME Instrument, también tarda una media de entre 4 y 6 meses.
"Para los gastos corrientes, que busquen financiación a través de fondos propios, con inversores", recomiendan desde Ad&Law como norma general. "Para las necesidades a largo plazo, que recurran a ayudas públicas y a fórmulas de financiación como leasings, préstamos participativos, etc.". En este sentido, quienes se lancen a un negocio deben valorar la opción de los préstamos ICO o de las Sociedades de Garantía Recíproca (SCR), aunque exijan avales personales, y evalúen si les conviene recurrir a un banco ya que, si el negocio es solvente, una startup puede obtener hasta 20.000 euros sin avales.
Por último, si el tamaño de la inversión que necesita la empresa y su proyección es muy importante, el emprendedor debería plantearse si merece la pena tener su base en España o trasladarse a otros mercados donde existan más opciones de captar inversores y ayudas. Desde Ad&Law, ponen como ejemplo "Alemania, por tamaño de mercado, Luxemburgo, por posibilidades de financiación o Reino Unido, con grandes opciones tanto de mercado como de capital".
FUENTE: EL ECONOMISTA