Pese a que el crédito ha vuelto a fluir, las pequeñas empresas siguen teniendo muchas incertidumbres sobre la manera de financiarse. Y es que la evolución de las pymes ha hecho que presenten unas características que muchas veces las entidades financieras no saben muy bien cómo valorar.
Como bien observaba hace unos días Vicente Salas, de la Universidad de Zaragoza, en unas jornadas sobre estrategias de futuro en financiación empresarial organizadas por BME y el Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF), “las economías desarrolladas, a las que España quiere parecerse, evolucionan hacia un modelo empresarial y productivo con un creciente peso relativo de los activos intangibles en el total de los activos productivos”, y la financiación de la empresa del mañana deberá ajustarse a esa naturaleza.
De hecho, según datos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), mencionados durante la jornada por Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia, estos han pasado de suponer el 28% en 2004 al 34% en 2011. Un peso, no obstante, por debajo de otros países europeos, “lo que anticipa un aumento en los próximos años”.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de intangibles? Por ejemplo, al capital intelectual, la información (bases de datos y software), el conocimiento (I+D+i, la experiencia, las patentes, el saber hacer de las personas, etc.) o el capital organizacional (talento humano específico, la producción flexible, la capacidad de coordinación y motivación, entre otros).
El experto de Zaragoza aseguró que este tipo de activos están, generalmente, bien valorados por los inversores en acciones, pero raramente considerados en los mercados de crédito y deuda, quizás los más importantes para las pymes españolas, lo que supone un problema que cada vez será más evidente.
Así, mencionó el caso del Reino Unido, ya que, aunque allí, igual que en España, “se reconoce que los fondos propios son la principal fuente de financiación de este tipo de activos, están tomando medidas para impulsar qué instrumentos de deuda cubran estos intangibles”.
En cuanto a Maudos, aseguró que la banca debe adaptar sus modelos de valoración y de supervisión ante este nuevo perfil de las pymes, asumiendo que “el mayor riesgo de los activos intangibles supondrá un aumento del coste de la financiación de las empresas”.
FUENTE: CINCO DIAS